Érase que se era
un muñeco muy blanco,
era un muñeco de nieve,
era un muñeco muy guapo.
Trabajaba en su taller.
Cosía gorros y lazos,
a veces incluso también,
cosía pantalones largos.
El día de Navidad,
marchó al supermercado
a comprar telas e hilos
para hacer un bonito brocado.
Recogía entre los estantes
los materiales ansiados,
cuando de pronto un hombre
se desesperó a su lado.
Aquel hombre de barba,
vestido de rojo y de pelo cano
tenía su pantalón
completamente destrozado.
Nuestro muñeco de nieve
se le ofreció a arreglarlo
pero sin estar en su habitación
le era imposible lograrlo.
El muñeco y el señor
que tenía calcetines blancos,
se acercaron entre si
y salieron muy pegados.
¿Era aquel Papá Noel,
un Papá Noel despistado?
Lo era el muñeco también,
pues salió sin pagar lo comprado.
Los hilos y el cinturón
que en el estante había encontrado,
viajaban en su zurrón
sin que él se hubiese percatado.