Érase que se era
un gatito optimista.
Soñaba todas las noches
llegar a ser buen flautista.
Un día de Navidad
al supermercado marchó
y en los estantes buscó
una flauta de verdad.
Más a causa de Papá Noel,
o quizás de los Reyes Magos,
solo juguetes encontró,
solo una flauta de plástico.
Sus bigotes retorció,
sacó sus uñas enfadado,
hasta que un estante encontró
de regalos atestado.
Entre las etiquetas buscó:
"Regalos para los gatos"
y satisfecho compró
un paquetito azulado.
Maullando se encaminó
a su casita en el campo
y en la sala se sentó
al lado de su regalo.
Solo le resta esperar
a que sea Nochebuena
para poder desembalar
la flauta que tanto anhela.
Aguardamos de verdad
(aunque en el fondo lo dudamos)
que nuestro gatito optimista
que es un verdadero artista
encuentre en el paquete una flauta
para poder ser un flautista.