Aún hoy, en el mundo del progreso y la informática, en cualquiera de los cuatro puntos cardinales de este planeta se conservan fechas en el calendario cargadas de magia, de misterio y de sombras. La mayoría de las fiestas a las que nos referimos se remontan a la noche de los tiempos, al principio de la humanidad, cuando el ser humano vivía sujeto a su duro destino y solo la tierra que lo alimentaba y el sol que lo alumbraba tenían sentido para él. En la mayor parte de los casos las celebraciones misteriosas tenían que ver con las estaciones, los solsticios y equinoccios y las cosechas. Eran estos fenómenos los que el hombre comprendía y a los que rendía culto pues de la docilidad de la naturaleza dependía su subsistencia.
A lo largo de los años, fiestas que comenzaron teniendo un significado completamente nítido, se fueron obscureciendo a causa de la inclusión de ritos dirigidos a la deidad de turno y hasta nosotros llegaron cargados de magias ancestrales, formando un batiburrillo encantador de misterio y ocultismo.
|