Érase que se era
Nariz de Zanahoria.
El único muñeco de nieve
al que le gusta contar historias.
Cada año, en Navidad,
se sentaba frente al fuego.
Empezaba a hablar y hablar
y dejaba un charco en el suelo.
Contaba historias de nieve,
a los niños que fueron buenos
y a los que fueron traviesos
les contaba historias de miedos.
-Una historia os voy a relatar.
La historia de mi sombrero.
Un hermoso sombrero de Navidad
que me regaló un viejo obrero.
Y así comenzó a narrar
la historia del gracioso sombrero
y habló y habló sin parar
hasta que terminó dentro del caldero.
Y de casa lo sacó mamá
completamente derretido.
-¡Al calor no te puedes sentar,
espero que lo hayas aprendido!