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Noche de difuntos por Mila Oya


Por Mila Oya

       -¡Bienvenido, Sáqueron! ¡La historia se repite!
       El callejón Lomas estaba siendo minuciosamente registrado por una multitud de agentes de policía.
       Sáqueron se acercó al forense con gesto preocupado.
       -¿Exactamente igual que la última vez?- le preguntó.
       -Sólo una diferencia. Es el cadáver de un hombre. El resto ya lo sabes. Sin ropas, sin rostro, sin piel. Ni una huella.
       -Despellejado- murmuró Sáqueron observando el cuerpo sanguinolento.
       -¡Completamente! Con hielo.
       -¡Otra vez el maldito hielo!- protestó el inspector golpeando con rabia el suelo gris del callejón.
       -Hasta que no realice la autopsia, no podré estar completamente seguro, pero a primera vista yo diría que el asunto es idéntico al del callejón de Gart.
       Sáqueron se estremeció. Dos cadáveres despellejados en dos semanas.
       -¿Qué diablos está pasando?- le preguntó el forense.
       -No tengo ni la más remota idea, Lon. El expediente del primer caso se halla sobre mi mesa desde el primer día y no hemos podido añadir nada nuevo. Ni una sola pista. ¡Es desesperante!
       -Quizás si te concentras...
       El forense dejó caer aquella sugerencia atendiendo a los rumores de la extraordinaria percepción de Sáqueron. Cuando las pruebas físicas no existían este siempre recurría a su pequeño don en busca de ayuda. Su brillante expediente testimoniaba su éxito.
       El inspector se alejó del contenedor de basuras que alojaba el cuerpo. ¡Era un espectáculo espeluznante! Su curtida piel que había presenciado todos los horrores de Sidor, aún era capaz de erizarse ante tamaña barbaridad.
       -Señor, tenemos un problema- le dijo un agente.- Tendríamos que interrogar a toda la gente que estaba reunida en el edificio continuo.
       -¡Evidentemente, muchacho! Así reza el procedimiento.
       -Es la sala de exposiciones Jonel. Estaban celebrando una fiesta. Hasta el presidente de la ciudad estaba en ella, señor.
       -Pues ciertamente tienes un problema, muchacho. No querría verme en tu pellejo. El procedimiento es el procedimiento.
       El agente se alejó preocupado. Sabía que a ninguna de estas personalidades les haría ninguna gracia verse involucradas en un caso de asesinato. Aún así no les quedaría más remedio que declarar.
       Sáqueron sin embargo se sintió repentinamente feliz.
       -¡Jonel Exposiciones!
       Recordó entonces que se hallaba en el área de Sidor donde se apelotonaban las Salas de exposiciones y sus oficinas. Era tarde.
      Solo en las que tenían recepciones habría gente, las demás estarían cerradas.
       -Eso es bueno, muy bueno. Esta no es una zona de paso. Quizás alguien se percate de la desaparición de algún compañero y se preocupe al oír la noticia del asesinato. ¡La primera pista! ¡La identidad de la víctima!
       Sáqueron daba rienda suelta a su optimismo. Cualquier cosa era mejor que concentrarse para percibir el horror que allí se había desatado. Ya lo había intentado una vez y el único resultado había sido una pertinaz sonrisa que se había alojado en sus labios.
       -¡Otra vez no!- se dijo.
       No podía resistir la sensación de sonreírse, de encontrarse a gusto ante tan bárbara ejecución.
       -¡Yo no soy una bestia!
       Sáqueron dejó que sus hombres trabajaran en el callejón Lomas y salió a la avenida.
       ¿Cuántos callejones más tendría que visitar?



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